‘La Agenda 2030 y la educación financiera’, por María Jesús Soto

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En el Día de la Educación Financiera resulta imprescindible analizar algunos de los temas de actualidad para darles una visión desde el mundo de la economía y las finanzas. Este año quiero hacerlo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, conocidos también por sus siglas ODS, que son, con poco margen para la duda, la prioridad de la Agenda 2030 de la gran mayoría de los países, empresas y ciudadanos.

Si analizamos los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible nos encontramos con que, buena parte de ellos, están relacionados con la economía en general y con las finanzas en concreto, así como con la educación. Veamos algunos: poner fin a la pobreza, erradicar el hambre, aumentar el número de jóvenes y adultos con competencias técnicas para acceder al empleo, promover el trabajo decente y el emprendimiento, el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, o construir infraestructuras resilientes. El resto de los objetivos que no he enumerado, llevan también implícitos asuntos económicos pues todos ellos, del primero al último, necesitarán de una gestión eficiente de recursos.

Ahora viene la gran pregunta: ¿cómo van a conseguir las sociedades cumplir con la Agenda 2030, si el conocimiento de los ciudadanos sobre economía y finanzas no llega ni a lo más básico? Las generaciones de niños y jóvenes que van a tener que tomar el relevo de los objetivos de la Agenda 2030 ¿están capacitados técnicamente para hacerlo?, ¿lo están quienes ahora tienen esa responsabilidad? Las respuestas serán directamente proporcionales a sus conocimientos en materias económicas, porque como consumidores, como trabajadores, o como gestores de lo público o lo privado, tendrán que tomar decisiones eficientes desde el punto de vista económico, para conseguir cumplir con los ambiciosos Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Sin ninguna duda, los jóvenes y niños tienen motivación más que suficiente. Ahora el reto está en los adultos, tanto en el ámbito familiar como educativo, para hacer el esfuerzo de formarse en asuntos económicos y financieros, para formarles y ayudarles a ponerlos en práctica, desde edades tempranas, respetando por supuesto su madurez e iniciativa. Necesitan conocimientos, tutelaje y libertad para tomar decisiones y, por qué no, aprender también de los errores controlando que los daños sean mínimos y reparables. Se trata de adquirir hábitos financieros saludables, como se adquieren los hábitos higiénicos que les enseñamos desde que les salen los dientes. Sólo así llegarán a convertirse en adultos responsables en la toma de decisiones económicas y financieras.

Desde la Fundación María Jesús Soto llevamos años creando materiales en formato físico y digital para que lleguen a los estudiantes de la mano de sus padres o educadores. Los profesores cuentan con nuestro apoyo para su formación, y les facilitamos actividades que puedan realizar de forma transversal cuando explican otras asignaturas a sus alumnos. Así, pueden sumar conocimientos prácticos y útiles sobre de economía, finanzas y emprendimiento mientras enseñan Lengua, Matemáticas o Ciencias Sociales. Y siempre acompañados de los valores centrales que deben subyacer en las decisiones que se toman, como son la transparencia, la honestidad y la responsabilidad.

El mundo financiero a través de la inversión sostenible será sin duda el gran aliado de la Agenda 2030. Servirá para canalizar el ahorro de los ciudadanos hacia proyectos comprometidos con el medio ambiente, la gobernanza y los asuntos sociales que ahora tanto nos preocupan. Por tanto, cada vez más, los ciudadanos cuentan con numerosas herramientas para construir una sociedad más sostenible, que deberá pasar a las siguientes generaciones con el objetivo de avanzar en la consecución de los distintos logros que se pretenden y afianzar los que se vayan consiguiendo.

A los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible quiero añadir el número 18: “Salvar el planeta sin destruir al ser humano”. ¿Qué sentido tiene salvar el planeta, si el ser humano, que es lo más perfecto de la creación, desaparece? Corremos el riesgo de olvidarnos de que el hombre es el centro de todo, la medida de todas las cosas como lo puso de manifiesto Leonardo Da Vinci, entre otros muchos, y el que merece la mayor protección para evitar la extinción.

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